Extrañar es el recordatorio de que fuimos afortunados.
Quizás todo terminó en tragedia, no pudimos o supimos cómo conservarlo o tal vez la vida dio un giro inesperado y nos quitó de nuestras manos. Pero fuimos tan afortunados vivirlo y disfrutarlo que seguimos añorándolo.
¿Habías considerado lo afortunado que eres por extrañar?
Nadie extraña lo feo, lo malo o lo podrido. Si extrañamos algo es porque fue lo suficientemente bueno como para que permanezca en nuestra mente y corazón. Lo suficientemente bueno para que queramos regresar a ese momento al menos por instante.
A menudo la gente pregunta "¿Cómo puedes extrañar eso?" Incluso se atreven a pedir que dejemos de extrañar. Pero esos sentimientos nos mantienen vivos, nos recuerdan lo bien que estuvimos en ese momento y con la esperanza de que algo mejor llegará.
Somos afortunados de tener algo que extrañar.
Extrañar no significa que debamos regresar por lo que dejamos o que busquemos algo similar. Es una invitación a disfrutar lo que tenemos ahora, de valorar esas cositas que sin ellas nos sentiríamos incompletos y que no sabemos si tendremos después.
¿Te has puesto a pensar qué pasarías si pierdes todo lo que tienes ahora? ¿Qué extrañarías más? Una pareja, amigos, familia, este blog, un trabajo, mascota o esos pantalones que te quedan a la perfección.
Debemos disfrutar para tener más momentos para extrañar.
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